Normalmente los genes van por pares, uno que se hereda del padre y otro de la madre.
Si son los dos distintos el que se expresa es el dominante, el que no es el recesivo. Si se expresan los dos son codominantes.
Las leyes de Mendel explican y predicen cómo van a ser las
características de un nuevo individuo, partiendo de los rasgos presentes en sus
padres y abuelos. Los caracteres se heredan de padres a hijos, pero no siempre
de forma directa, puesto que pueden ser dominantes o recesivos. Los caracteres
dominantes se manifiestan siempre en todas las generaciones, pero los caracteres
recesivos pueden permanecer latentes, sin desaparecer, para ‘surgir y
manifestarse en generaciones posteriores.
— Primera ley de Mendel o ley de la uniformidad. Establece que
si se cruzan dos razas puras para un determinado carácter, los descendientes de
la primera generación son todos iguales entre sí e iguales (en fenotipo) a uno de los
progenitores.
— Segunda ley de Mendel o ley de la segregación. Establece que
los caracteres recesivos, al cruzar dos razas puras, quedan ocultos en la
primera generación, reaparecen en la segunda en proporción de uno a tres
respecto a los caracteres dominantes. Los individuos de la segunda generación
que resultan de los híbridos de la primera generación son diferentes
fenotipicamente unos de otros; esta variación se explica por la segregación de
los alelos responsables de estos caracteres, que en un primer momento se encuentran
juntos en el híbrido y que luego se separan entre los distintos gametos.
— Tercera ley de Mendel o ley de la independencia de caracteres.
Establece que los caracteres son independientes y se combinan al azar. En la
transmisión de dos o más caracteres, cada par de alelas que controla un
carácter se transmite de manera independiente de cualquier otro par de alelos
que controlen otro carácter en la segunda generación, combinándose de todos los
modos posibles.
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